miércoles, 11 de julio de 2007

Lecturas Viajeras


La Caja Viajera

Desde el mes de mayo del presente año se encuentra a disposición de todos los alumnos una caja viajera, cuyo contenido lo componen libros de recreación que buscan nuevos lectores. Esta caja viajera es un servicio de extensión bibliotecaria de la Biblioteca Pública de Doñihue y tiene por objetivo acercar los libros, y con ello promover la lectura en los niños y jóvenes que se encuentran en lugares apartados de los centros urbanos que no cuentan con bien dotadas bibliotecas. Por ello, mi invitación es a hacer un buen uso de estos libros, leerlos, compartir las lecturas, cuidarlos y devolverlos.

El tiempo de estadía de estas lecturas viajeras es de dos meses y, como ya nos vamos de merecidas vacaciones de invierno, les invito a ponerse al día en las devoluciones de los libros, de manera que a la vuelta podamos renovar nuestras lecturas con la llegadade una nueva caja viajera.

Es importante que quienes han hecho uso de los libros de la Caja Viajera, me cuenten qué les ha parecido la iniciativa, qué les han parecido los títulos que han podido leer, qué títulos sugieren para consideraren en una próxima remesa, pues nuestra intención es traer libros que sean efectivamente de interés para todos ustedes. Recuerden que espero sus comentarios y sugerencias.

Que tengan unas descansadas vacaciones invernales.

Un abrazo fraternal.

martes, 10 de julio de 2007

La Mano del Muerto


Cuando regresaban de Temuco a Pucón, en el camión, después de haber hecho su compra de una hermosa urna en la capital de la Frontera, llovía torrencialmente, como sabe llover en el sur. Al llegar a Freire, un campesino sale al camino haciéndolo parar y rogándole al chofer que lo lleve hasta Villarrica. “Sube, sube atrás” le dice éste, y “apúrate que vamos atrasados”. El hombre subió, se sentó al lado de la urna, se levantó más el cuello del poncho de castilla y agachó más las alas del sombrero para que escurriera el agua, y se acurrucó.
Llovía tan fuerte, que el pobre hombre se fue acercando más y más a la urna, levanta la tapa y advierte que el interior está sequito y mullido y se mete furtivamente adentro.
Iba feliz. Al llegar al Fundo Coipué, un nuevo candidato a pasajero sale al camino, y atajando el camión, le ruega al chofer, lo lleve hasta Pucón. La respuesta fue la misma, pero gritándole sin sacar la cabeza de la cabina: “sube rápido, mira que este diluvio nos ahoga”. “Si patrón, gracias” le contestó el hombre y dando un salto a la rueda, tomándose de la barandas del camión y en un instante estuvo arriba.
Miró asustado la urna, pero arreglándose bien las botas de chivas que llevaba puestas, se sentó resignadamente al lado de ella.
Habían recorrido unos cinco kilómetros, más o menos, cuando el hombre que iba dentro del ataúd comienza a sentir la falta de aire y levanta la tapa, al mismo tiempo que va sacando la mano, poco a poco. Cuando ve esto el que estaba sentado afuera, lanza un grito de espanto y salta al camino, cayendo felizmente sobre unas zarzamoras, de las que habrá tenido que salir, aunque ni el chofer ni el acompañante que iba en la cabina , ni el “frustrado finado” que iba dentro de la urna, supieran más de él.


Tomado de:
“Efemérides militares, civiles y pequeñas historias” / Francisco Manríquez Belmar

jueves, 5 de julio de 2007

60 años del inolvidable Papelucho...

En el año 2007, estamos celebrando los 60 años de la publicación del Libro Papelucho. Es en este contexto que se han organizado variados homenajes, entre ellos, el estreno de la película "Papelucho y el marciano" (el libro se encuentra en la Biblioteca). En este mismo ámbito es que invitamos a todos los jóvenes de la EASV a participar en el Concurso "Papelucho quería contarte que" que Organiza el Ministerio de Educación de Chile, las Bibliotecas Escolares/CRA MINEDUC, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y y Educarchile. Las bases, con sus plazos y requisitos del concurso, las encuentran en la siguiente dirección web:

http://200.55.210.205/Portal.Base/Web/verContenido.aspx?ID=133537

A modo de motivación, les invito a leer la carta que ya ha escrito a Papelucho el alumno Carlos Pizarro de 3er. Año Agrícola:

Quimávida, 4 de julio de 2007.



Hola, Papelucho:
Soy un joven de 17 años que leyó algunas de tus historias cuando aún era un poco más pequeño, o sea, hace un par de años atrás. Particularmente encuentro que eres un niño bastante inquieto, algo parecido a como yo lo era a los 8 ó 9 años, lo mejor de tus relatos es lejos tu imaginación, ésa que hizo reír a mi madre cuando leyó una de tus historias. Sí, aquella en la que te fuiste de vacaciones y te encontraste con tu mascota, el Caupolicán. Cómo olvidar esa capacidad de deducir los problemas en el libro donde eras detective o algo por el estilo, ah, y cómo no recordar esa memorable pelea que tuviste en el internado con aquel compañero que vilmente se inmiscuyó en tu diario de vida, ése del que no te despegabas nunca. Sí, ése mismo del que se rescatan todas tus historias que tanto me hicieron disfrutar, cuando por recomendación de un compañero, me dispuse a leer.
¿Sabes? en este momento, al acordarme de todas tus anécdotas, tales como las que pasaste con tu hermana y con tus amigos, me da risa y casi ya no puedo seguirte escribiendo, pero sigamos: esta carta que te estoy enviando es para felicitarte por tus 60 años. A todo esto, ya estas un poco viejito, pero la fantasía y las travesuras continúan en mi memoria que se vuelve casi fotográfica cuando me pongo a recordarlas. Te digo que hubo momentos el los que me sumergí tanto en tus historias que a veces pensaba que eras un símbolo de justicia y perseverancia, sin siquiera saber todavía el significado de aquellas palabras… irónico ¿no?. Después de tanto tiempo, y ya conociendo el significado de estas palabras, tal vez no me lo creas, pero sigo pensando lo mismo. Sin mentirte, a veces me dabas envidia porque eras como tan liberal, todo era como en tu propio mundo, mezcla de autista y mezcla de genio. Algo incomparable fue cuando compartiste con tu amigo el marciano, el que en tu nave súper churumbélica tuviste que devolver a su planeta.
Pasando a otro tema, algunas veces trate de encontrarte el lado oscuro o la malicia, pero me fue imposible, si hasta tus travesuras la imitaba en casa, aunque no con tanta suerte como tú. Yo tenía que soportar los regaños que recibía y que aun recibo de mi madre… ufff, imagínate. ¿Sabes? ya me queda poco tiempo para seguir escribiéndote, así es que me despido de ti y hasta la próxima… Espero que me respondas…
Adiós. Se despide,
Carlos Fernando Pizarro P.

miércoles, 4 de julio de 2007

No sólo prosa debemos leer...


El borracho y el Eco


En Noche Oscura y brumosa
tan atontado iba Antón,
que cayó de un tropezón
en la acera resbalosa.
Soltó un feo juramento
diciendo: ¿quién se cayó?
Y en la pared del convento
repercutió el eco: "yo".
- Mientes! Fui yo quien caí;
y si el casco me rompí
tendré que gastar pelucas...
- Lucas!
- No soy Lucas, voto a Dios
Vamos a vernos los dos
ahora mismo farfantón.
-Antón!

-Me conoces, eh! tunante
Pues aguárdate un instante,
conocerás mi navaja...
Baja
- Bajaré con mucho gusto
¿Te figuras que me asusto
Al contrario, más exalto...
- Alto!
-¿Alto yo?¿Piensa el osado
que en este pecho esforzado
el valor ya está marchito?
- Chito!
- ¿Y pretende el insolente
mandar callar a un valiente?
¿Que calle yo Miserable
- Hable!
- Hablaré, por vida mía,
hasta que tu lengua impía
con este acero taladre...
- Ladre!
- ¿Ladrar? ¿Soy perro quizás?
¿Dónde, villano do estás
que de esperarte me aburro
- Burro!
- ¿Burro yo? Insulto extraño
que vengaré a mi amaño.
El momento es oportuno...
- Tuno!
- ¿Dónde está el majadero
que me toma por carnero.
Responde. ¿Dónde se encuentra?
- Entra!
- Sal tu, si no eres cobarde;
y apresúrate que es tarde.
A pie firme aquí te espero.
- Pero!
- No hay pero que valga, flojo!
Sal que ya estoy viendo rojo
y ansío tenerte en frente...
- Ente!
- ¿Pero dónde estás? Repito
que estoy oyendo tu grito
y tu ausencia ya me admira.
- Mira!
- Si, miro; pero qué diablo!
No puedo ver con quien hablo,
pues no aparece ninguno.
-Uno!
- Uno o cien, lo mismo da;
que salga, que salga ya.
Lo aguardo. Aquí me coloco!
- Loco.
- ¿Así te burlas de mi?
¿Quién eres, quién eres, dí?
No me hagas perder la calma.
- Alma

- Mas si eres un alma en pena,
¿cómo no oigo tu cadena
Basta de bromas; concluye.
- Huye!
- No tal; no me iré de aquí
sin saber quien me habla así.
Dime siquiera tu nombre.
- Hombre!
- ¿Pero estás vivo o difunto?
Aclara bien este punto,
que a mi ya nada me asombra.
- Sombra!
- Una sombra y la insulté.
Perdóname que tomé
cuatro copas con bizcocho.
- Ocho!
Marchóse Antón al momento
y en casa contó a su esposa
que una sombra pavorosa,
en la acera del convento
le había hablado. Y no era cuento!


De: Francisco de Añón